Lo que todos tenemos en común

Todos somos hijas e hijos de nuestros padres, a los que estamos genéticamente vinculados. Todo ser humano tiene una madre y un padre, que contribuyeron a que fuéramos creados. Nuestros padres también fueron hijos de sus padres. Formamos parte de la cadena ininterrumpida de generaciones anteriores y nuestro cuerpo, con todas sus funciones tiene no sólo nuestra edad personal, sino la edad biológica que se remonta al origen de la humanidad. Si tomamos conscientemente nuestra vida de los padres, podemos desarrollarnos personalmente sobre esa base, incluso si hemos experimentado una infancia difícil.

A nivel energético también estamos conectados con nuestros antepasados. Llevamos dentro de nosotros su sabiduría y el poder de la supervivencia, pero también estamos conectados a las consecuencias de hechos traumáticos del pasado sin ser conscientes de ellos. Algunos lazos invisibles crean lealtades inconscientes que pueden obstaculizar nuestro propio desarrollo individual.

Aunque cada persona tiene su propio lugar en la familia, los enredos o lealtades pueden llevar a que un miembro de la familia ocupe el lugar de otro. Esto puede verse cuando los hijos quieren asumir la responsabilidad para sus padres, cuando se deja de lado a algún miembro de la familia o cuando se intentan resolver los conflictos a través de otros en lugar de hacerlo directamente. Si se consigue reocupar el propio lugar, el amor puede fluir libremente entre los miembros de la familia. Este cambio también tiene un efecto positivo en las relaciones profesionales y sociales.

Bert Hellinger desarrolló los principios teóricos y prácticos, así como el procedimiento, y los perfeccionó en la práctica.

Las Constelaciones Familiares se pueden realizar en grupo con la ayuda de representantes para los miembros de la familia, o en consulta individual utilizando objetos, anclajes al suelo y visualizaciones. A través de la percepción representada, las leyes sistémicas, como el lugar propio, la pertenencia, el equilibrio entre dar y tomar y la jerarquía temporal, pueden reconocerse y devolverse al flujo natural incluyendo a miembros excluidos o reorganizando la estructura familiar. La visión sistémica ampliada crea una mayor seguridad y la pertenencia evidente de todos los miembros del sistema.

A veces salen conflictos emocionales más profundos a la luz, que a menudo impiden que la relación se restablezca. En este caso, el enfoque fenomenológico sistémico horizontal no es suficiente. Más bien, lo que se necesita aquí es la inclusión de las emociones personales no resueltos de la infancia que a menudo ya no se recuerdan. Se pueden reconocer por el hecho de que se repiten en la edad adulta y no se pueden integrar fácilmente.

Muchas personas sufren trastornos en las relaciones lo que pueden ser identificados como causa de emociones no resueltas de la infancia o la adolescencia. Las experiencias traumáticas arrojan un velo sobre nuestros sentimientos y nublan nuestra visión del mundo. Nos entumecen, nos encierran en nosotros mismos o nos hacen reaccionar con estrés constante. En otras palabras: influyen en nuestra disposición de relacionarnos.

Por otra parte, el trauma es una reacción inteligente del sistema nervioso ante una sobrecarga física y emocional que no pudo procesarse adecuadamente en el momento del suceso. Esta reacción autónoma nos permite sobrevivir a la sobrecarga reprimiendo nuestras emociones y sentimientos. En cierto modo, se podría decir que esta respuesta autónoma del sistema nervioso es „una fuerza al servicio de la evolución“; el inconveniente, sin embargo, es que al mismo tiempo nos aleja de nuestros sentimientos y de nuestras sensaciones corporales y nos separa del entorno y de nuestras relaciones.

La reacción a un acontecimiento traumático no es una experiencia única, sino un proceso que se mantiene a lo largo de toda nuestra vida. Incluso cuando no lo recordamos, existe una distorsión inconsciente de la realidad que a menudo dificulta las relaciones. Así, lo que fue útil en un momento, se convierte en un obstáculo con el paso del tiempo. El pasado se repite sin cesar.

Sobre mí

Mi nombre es Tiiu Bolzmann, de soltera Lepik. Soy Terapeuta Familiar Sistémica, Facilitadora, Formadora y Supervisora en Constelaciones Familiares con la Integración de Traumas Individuales, Transgeneracionales y Colectivos. Estudié en Frankfurt, Alemania, hice mi desarrollo profesional en Austria y continué en Argentina, donde viví 24 años. Me instalé de nuevo en Alemania hace 4 años y ahora vivo cerca de mi hija y su familia en Hamburgo.

Me encantan los campos de cereales naturales, que se reconocen por estar cubiertos de acianos y amapolas. El cultivo de los campos, la siembra del grano y la cosecha madura son testigos del esfuerzo humano y para mí encarnan el ciclo de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, con todo lo que ella conlleva. Las flores, a la manera de la naturaleza, recompensan este esfuerzo con su belleza.

Nací en Ulm como hija de refugiados estonianos tras la Segunda Guerra Mundial y crecí en el campo de refugiados de Geislingen, en el sur de Alemania. Hice el bachillerato en el Hessenkolleg de Fráncfort del Meno y terminé el máster en Filosofía, Pedagogía y Sociología en la Universidad Johann-Wolfgang-Goethe de Fráncfort del Meno en 1985.

Mi carrera profesional me llevó a Austria, donde trabajé inicialmente en el campo de la educación de adultos. Durante este tiempo, me formé en Psicoterapia Centrada en el Cliente y Terapia Familiar Sistémica en Viena y abrí mi propia consulta psicoterapéutica en Graz. Durante este tiempo, dirigí varios cursos de formación para Consejeros Sistémicos y para Consejeros de Vida y Sociales. También supervisé a Psicoterapeutas y Trabajadores Sociales.

En 1999 emigré a Argentina y fundé el Centro Bert Hellinger de Argentina, ahora CLCF (Centro Latinoamericano de Constelaciones Familiares) en Buenos Aires. Desarrollé un programa de Formación en Constelaciones Familiares y enseñé este enfoque en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, México, Perú, Uruguay, Venezuela y España. Fundé la Editorial Alma Lepik, publiqué libros de Bert Hellinger y otros autores relevantes en español, organicé un total de ocho talleres de varios días para Bert Hellinger en Buenos Aires, y estuve en contacto con él y su esposa Sophie Hellinger hasta su muerte en 2019.

Constelaciones Familiares

Los psicoterapeutas y facilitadores en Constelaciones Familiares acompañan a sus consultantes con una actitud de atención centrada y contención atenta. La empatía y la escucha profundas conducen a una resonancia que genera confianza y permite al cliente abrirse a sus preocupaciones y permitir el cambio.

La salud física y emocional del ayudador es esencial, para poder brindar esta cualidad. Quien da mucho a los demás también debe velar por su propio bienestar. Es especialmente importante reconocer y respetar los propios límites. Además, siempre hay situaciones sobre las que hay que reflexionar o tratar para que no se acumulen residuos que impidan una relación fluida.

En la supervisión, puedes reflexionar sobre tus propios métodos de trabajo y competencias. También se puede acompañar el proceso de asesoramiento para comprender mejor el sistema. Una constelación sobre el sistema del cliente puede ampliar la percepción y abrir nuevas posibilidades.